Los científicos recurren a las tradiciones forestales en la lucha contra el cambio climático

SAN JOSE, Costa Rica (6 de agosto de 2013) — ¿En qué se parece un huerto de plantas de yuca en lo más profundo de la Amazonía brasileña al mango de un violín europeo antiguo? Ambos son productos de los conocimientos tradicionales que han ayudado a que las personas se adapten a un mundo cambiante desde los albores de la humanidad, dijeron investigadores en el Tercer Congreso Latinoamericano de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFROLAT) en San José, Costa Rica.
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“Los sistemas de producción de los pequeños agricultores son naturalmente adaptables, debido a que las personas siempre han tenido que enfrentarse a la variabilidad ambiental y al cambio para proveer bienes a sus familias”, dijo el investigador Miguel Pinedo –Vásquez. Foto cortesía de CIAT/Neil Palmer.

“Los sistemas de producción de los pequeños agricultores son naturalmente adaptables, debido a que las personas siempre han tenido que enfrentarse a la variabilidad ambiental y al cambio para proveer bienes a sus familias”, dijo el investigador Miguel Pinedo –Vásquez. Foto cortesía de CIAT/Neil Palmer.

SAN JOSE, Costa Rica (6 de agosto de 2013) — ¿En qué se parece un huerto de plantas de yuca en lo más profundo de la Amazonía brasileña al mango de un violín europeo antiguo?

Ambos son productos de los conocimientos tradicionales que han ayudado a que las personas se adapten a un mundo cambiante desde los albores de la humanidad, dijeron investigadores en el Tercer Congreso Latinoamericano de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFROLAT) en San José, Costa Rica.

Los científicos dijeron que a medida que el cambio climático amenaza los medios de vida de las poblaciones forestales, ellas están entrando en sintonía con los mitos, cuentos y canciones con los que las personas transmiten los conocimientos tradicionales relacionados con el bosque de generación a generación.

“Hay una mayor conciencia acerca del valor y de los roles complementarios de los conocimientos tradicionales y del conocimiento científico formal”, dijo John Parrotta, líder del Programa Nacional de Investigación para Temas Científicos Internacionales del Servicio Forestal de los Estados Unidos, en una presentación durante un panel de debate.

Los conocimientos tradicionales relacionados con el bosque provienen de la relación que tienen las personas con la tierra, lo cual es una parte importante de su identidad, dijo Parrotta, quien es miembro del Consejo Directivo de IUFRO y co-editor, con Ronald Trosper de la Universidad de Arizona, de “Traditional Forest-Related Knowledge: Sustaining Communities, Ecosystems and Biocultural Diversity”  (Conocimientos Tradicionales Relacionados con el Bosque: Comunidades Sostenibles, Ecosistemas y Diversidad Biocultural”),  que explora las formas en que las personas alrededor del mundo emplean los conocimientos tradicionales.

Dijo que esa relación conduce a formas más sostenibles de cultivo y al uso de productos forestales.

Miguel Pinedo-Vásquez, científico del Centro para la investigación Forestal Internacional CIFOR) ha visto de primera mano algunas de esas prácticas en comunidades ribereñas en la Amazonía.

“Los sistemas de producción de los pequeños agricultores son adaptables de forma natural, debido a que las personas siempre han tenido que enfrentar la variabilidad ambiental y el cambio para proveer bienes a sus familias”, dijo Pinedo-Vásquez en su presentación  sobre conocimientos forestales como un recurso Amazónico para la adaptación y mitigación del cambio climático”.

Pero la variabilidad usual, tal como la subida y caída de los niveles de las aguas en los estuarios debido a ciclos de marea ocasionados por la fase lunar, se complica  debido a severas inundaciones ocasionadas por fenómenos climáticos tales como El Niño, así como también por la interferencia de los humanos, como la construcción de represas hidroeléctricas aguas arriba que cambian el flujo natural de los ríos, indicó.

Las personas encuentran nuevas maneras de adaptarse a estas incertidumbres, cambiando sus hábitos de pesca para aprovechar el camarón de agua dulce que abunda durante las inundaciones, cuando otras especies escasean.

También construyen marcos de madera tapados con plataformas en forma de canoas, donde siembran de todo, desde hierbas hasta yuca. La diversidad de cultivos es la misma que en sus campos, pero las plantas están protegidas del alcance de las inundaciones, dijo Pinedo-Vásquez.

“¿Cómo se adaptan las personas a los cambios en las inundaciones? Desarrollan sistemas de producción diferentes”. “El problema es que la mayoría de los programas que se diseñan para ayudar a las personas a adaptarse al cambio climático se enfocan en los productos, mientras que las personas están buscando formas diferentes de adaptación. No esperan que un cultivo solucione sus problemas – será parte de un sistema más grande que también incluya cosas como animales de caza, peces y productos forestales”.

¿Entonces, qué tiene que ver eso con los violines?

Las personas que viven en las comunidades amazónicas no son las únicas que emplean los conocimientos tradicionales, dijo Marco Fioravanti, en su presentación sobre patrimonio en madera como una fuente de referencia para los estudios sobre c onocimientos tradicionales.

Desmenuzando los indicios del diseño de artículos de esculturas religiosas hasta casas de madera y sillas, Fioravanti estudia la forma en que ha cambiado la tecnología de trabajo en madera en respuesta a las necesidades y condiciones cambiantes.

Los antiguos artesanos de madera en Europa tallaban imágenes religiosas en troncos de árboles macizos, enfatizando el frente de la figura pero dejando la parte posterior más rugosa. Pero el estilo cambió drásticamente durante el Renacimiento. En solo 50 años, los troncos de árboles macizos pasaron de moda y fueron reemplazados por figuras más detalladas con extremidades pegadas.

“El Renacimiento puso al hombre en el centro de la historia, por lo que la representación de la figura humana – una visión de 360 grados – se hizo vital”, dijo Fioravantini. “Los talladores en madera necesitaban producir una cierta calidad del cuerpo humano, aún en la parte posterior de la escultura”.

¿Y el violín? Eso es un poco más complicado.

Durante medio milenio, los fabricantes europeos de violines han confeccionado los violines más finos del mundo, con una combinación de abeto y arce, y la tecnología moderna no ha sido capaz de mejorar el sonido que producen estas maderas.

“Han habido muchos intentos de cambiar estas especies, pero los conocimientos tradicionales han sido más fuertes que la evolución tecnológica”, dijo Fioravanti.

Lo que ha cambiado es la forma del mango del violín,  que se volvió más angular a medida que las formas y gustos musicales cambiaron, requiriendo una interpretación más intensa y notas más altas.

“El tipo de música que buscaban las personas era diferente, así que tuvieron que adaptar la forma y ángulo del mango”, dijo.

Fioravanti ha encontrado indicios de cómo las personas se adaptaron a las necesidades y entornos cambiantes en otros artefactos de madera, desde casas hasta sillas.

“La madera es un repositorio de conocimiento intangible, y el patrimonio de la madera es un repositorio del conocimiento tecnológico”. Podemos aprender mucho de estas soluciones. Por supuesto, tenemos que ser capaces de transformar ese conocimiento empírico en conocimiento científico”.

Y eso, dijo Pinedo-Vásquez, es un desafío inmediato para los científicos que estudian la forma en la que los pequeños agricultores se están adaptando a su mundo cambiante.

Para más información sobre los temas tratados en el presente artículo, sírvase contactar a  Miguel Pinedo-Vasquez en m.pinedo-vasquez@cgiar.org

Esta investigación fue realizada como parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Arboles y Agroforestería. 

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