Investigación

Proyecto “descubre” bosques y explora nuevos rumbos en la planificación de uso del suelo

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Lake Sentarum in West Kalimantan, Indonesia. Photo by Yayan Indriatmoko for Center for International Forestry Research (CIFOR).

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BOGOR, Indonesia — Mientras que los magos utilizan espejos para crear la ilusión de que grandes objetos desaparecen, un grupo de investigadores en Indonesia está desarrollando mapas para “hacer aparecer” bosques que aparentemente no estaban allí antes.

Y lo mejor de todo: no se trata de una ilusión.

Gracias al desarrollo de mapas más detallados, investigadores han demostrado que un bosque protegido de la provincia de Maluku ocupa más del doble del territorio que se creía anteriormente, un descubrimiento con importantes implicaciones para los planificadores de uso del suelo.

Pero ahora que los gobiernos locales y provinciales se han convencido de la veracidad del nuevo mapa, el verdadero truco de magia será persuadir al gobierno nacional de que se una a ellos.

Estos hallazgos forman parte de un proyecto de investigación y desarrollo de cuatro años conocido como CoLUPSIA, siglas en inglés de “ordenamiento territorial colaborativo y acuerdo institucional sostenible para el fortalecimiento de los derechos de tenencia de tierras, derechos forestales y derechos comunitarios en Indonesia”.

Este proyecto multidisciplinario estuvo centrado en la zona de Kalimantan Occidental y Molucas (Maluku) Central, y concluyó a principios de este año. Fue una colaboración entre el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y el CIRAD (un organismo francés que apoya la investigación agrícola para el desarrollo), dos ONG locales, dos ONG nacionales y dos universidades locales.

El objetivo fundamental de CoLUPSIA es un cambio del ordenamiento territorial de un esquema de arriba hacia abajo (top-down) a uno de abajo hacia arriba (bottom-up).

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En el pasado, los planificadores del uso del suelo en Indonesia simplemente agrandaban los mapas provinciales de gran escala para visualizar los problemas de uso del suelo a nivel distrital. Pero los resultados no eran lo suficientemente detallados como para mostrar toda la vegetación y la topografía, lo que significaba que las decisiones de planificación no se basan en datos precisos.

 La recolección de datos de todo el distrito nos permitió ver diferentes aspectos de los problemas. Nos enteramos, por ejemplo de que no todos los pobladores locales están en contra de la palma aceitera.

El ordenamiento territorial —que integra la conservación, la gestión del uso del suelo y los recursos, y la asignación, tenencia y gobernanza del suelo— requiere datos más detallados, ya que presta más atención a los patrones espaciales y de distribución de usos del suelo y los recursos.

“CoLUPSIA trató de mostrar al gobierno cuánto más fácil sería tomar decisiones mediante un ordenamiento territorial que utilice una escala adecuada”, señaló el líder del proyecto Yves Laumonier, un científico de CIFOR. “Por ejemplo, datos de idoneidad del suelo a gran escala y mapas del proceso de ordenamiento territorial podrían ayudar a identificar dónde se pueden permitir las plantaciones de palma aceitera de manera que no dañen el medio ambiente”.

El proyecto CoLUPSIA muestra que la desigualdad y el conflicto podrían resolverse si los órganos de gobierno a escala nacional, regional y local reciben información más detallada, y si las decisiones resultantes para estas regiones se toman mediante un proceso de discusión colectiva.

ESCUCHAR LAS VOCES (LOCALES)

El proyecto adoptó la metodología de análisis prospectivo participativo (PPA, por sus siglas en inglés), un proceso que permitió a las partes interesadas a colaborar a nivel de distritos hacia un consenso sobre el uso del suelo y los recursos. El grupo desarrolló un espectro de escenarios posibles para usos futuros del suelo, y estuvo de acuerdo en avanzar en dirección al escenario más deseado.



Las comunidades, a menudo ignoradas en la toma de decisiones sobre uso del suelo, estaban deseosas de participar en el proceso, tanto en la recolección de datos socioeconómicos como en la revisión de las implicaciones de los hallazgos, señalaron los investigadores. Líderes tradicionales y de aldeas, líderes religiosos, grupos de jóvenes y de mujeres estuvieron todos representados en las aldeas piloto.

Escuchar una amplia diversidad de voces generó algunas sorpresas. “La recolección de datos de todo el distrito nos permitió ver diferentes aspectos de los problemas”, dijo Laumonier. “Nos enteramos de que no todos los pobladores locales están en contra de la palma aceitera. Las comunidades no se encuentran encapsuladas en un patrón de comportamiento tradicional, obstinado y conservador”.

“Están abiertas al cambio, especialmente si esto significa oportunidades económicas. Pero sin una visión colectiva de largo plazo sobre la gestión de los recursos naturales, las comunidades locales a menudo terminan en una posición débil frente a terceros motivados por intereses puramente económicos”.

Los gobiernos locales también adoptaron el PPA. Dado que la política y la legislación se desarrollan normalmente en el nivel nacional, es posible que los gobiernos provinciales y distritales tengan que hacer esfuerzos adicionales para su aplicación en sus respectivas jurisdicciones. El proceso participativo permitió que los niveles inferiores de gobierno se reunieran con los actores locales involucrados en el ordenamiento territorial y pudieran conocer mejor sus inquietudes. Gracias a la creación de conocimientos y capacidades, el proyecto también los empoderó para que se convirtieran en “embajadores” de los hallazgos realizados a nivel nacional.

Lograr la participación del sector privado en CoLUPSIA fue más difícil, dijo Laumonier. Aunque el proyecto organizaba regularmente reuniones a nivel distrital y provincial con las empresas productoras de palma aceitera, los representantes de la industria local no solían participar. ¿Por qué? Porque algunos estaban confabulados con los líderes locales.

“Al trabajar en el ámbito local, pudimos identificar muchos problemas ocultos”, dijo Laumonier. “El proyecto recientemente descubrió una explotación ilegal de un pantano de turba que se suponía iba a estar bajo moratoria. Es un área enorme. Poco a poco, comprendimos que la conversión del pantano contaba con la aprobación del jefe del distrito, quien anteriormente había indicado su preocupación por el medio ambiente. Es un desastre ecológico para esa zona, con un fuerte impacto en el cercano parque nacional Danau Sentarum”.

 UNA MIRADA MÁS DE DE CERCA

En sus cuatro años de duración, CoLUPSIA generó hallazgos relacionados con el valor de contar con mapas de mayor escala. Mientras que los mapas convencionales utilizan una escala de 1:250.000, los investigadores elaboraron mapas con una escala de 1:50.000, que muestran mucho mayor detalle. Por ejemplo, se descubrió que un bosque clasificado como zona de protección de cuencas hidrográficas ocupaba más del doble del área que se creía originalmente.

“La mayor escala proporciona una imagen completamente diferente, y a menudo aumenta las zonas clasificadas como de ‘protección de cuencas hidrográficas’ debido a que cuenta con información más detallada sobre las pendientes”, dijo Laumonier. “Esto tiene enormes implicaciones para la zonificación de uso del suelo”.

Además del registro de nuevos tipos de bosque y de más de 1.500 especies de árboles, los nuevos mapas de cobertura terrestre muestran más de 50 tipos de vegetación según su altitud y condición ecológica. La combinación de una cobertura de mapeo de tierras detallada y el mapeo participativo con las comunidades también permitió identificar todos los tipos de degradación, crecimiento secundario y agricultura.

El estudio también dio luces sobre las percepciones de seguridad de la tenencia de tierras. En Kalimantan, dijo Laumonier, muchos aldeanos creen que son dueños de la tierra. Pero el gobierno no reconoce todas las instituciones tradicionales, las normas no son claras y las elites locales guardan bajo llave todos los documentos importantes.

“Existe una demanda implícita de las comunidades de formalizar sus derechos informales para proteger sus recursos y evitar conflictos futuros”, dijo Laumonier. “Pero necesitamos más evidencia de que la titulación de tierras sería conveniente y factible en Indonesia. En ocasiones esta puede tener efectos negativos”.

Los resultados mostraron que las aldeas tenían varias instituciones locales fuertes, tanto gubernamentales como tradicionales, que podrían garantizar una gestión sostenible de los bosques, asegurar el acceso al suelo y el bosque, resolver conflictos y diseñar reglas duraderas para el uso forestal. Estas estructuras podrían ayudar a tender puentes entre las comunidades y los niveles más altos de autoridad, dijo. Para que las alianzas prosperen, sin embargo, deben resolverse las ambigüedades y contradicciones existentes en las leyes de tenencia y de planificación de uso del suelo.

UN MAPA

Recientemente, a través de su “One Map Initiative” (Iniciativa Un Mapa), el gobierno de Indonesia decretó que los mapas de uso del suelo deben utilizar la escala de 1:50.000 a nivel de distritos.

“Nuestro trabajo fue sumamente bien recibido por los gobiernos locales y provinciales”, dijo Laumonier. “Ahora existe una oportunidad de obtener el respaldo del Estado porque nuestro mapa sería perfecto para la One Map Initiative. Es un proceso complejo y todavía tenemos un largo camino por recorrer, pero este parece ser un paso necesario para lograr una mayor equidad en las decisiones tomadas sobre el ordenamiento territorial a través de la discusión colectiva”.

Para obtener más información acerca de los temas tratados en este artículo, póngase en contacto con Yves Laumonier en y.laumonier@cgiar.org

Este proyecto fue financiado en parte por la Comisión Europea y forma parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería.

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