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Más allá de lo evidente: el rol de los bosques para alcanzar los ODS en los trópicos

La importancia de los bosques va mucho más allá de mantener el clima estable. Estos también son esenciales para alcanzar las metas del desarrollo sostenible.
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Río Juruena, Mato Grosso, Brasil. Foto Icaro Cooke Vieira/CIFOR

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Bogor, Indonesia- ¿Qué es un bosque tropical? ¿Es un hábitat de vida silvestre que no ha sido tocado por el hombre? ¿Son árboles maduros que pueden comercializarse? ¿O es acaso una parte integral del paisaje humano, de donde las personas obtienen agua limpia, madera, alimentos, combustibles, que es también refugio de animales y  plantas, y además, sumidero de carbono que también regula el sistema climático?

Expertos forestales sostienen que esta última descripción es la que más se acerca a la verdadera naturaleza de los bosques,  y que esta es la forma en que debemos pensar en ellos, si es que, como comunidad mundial, queremos alcanzar los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, al mismo tiempo que hacemos frente al cambio climático.

Los bosques no son sólo algo “que es bueno tener”, sino parte integral de lo que el desarrollo sostenible significa en los trópicos, según explica Louis Verchot, Director del Programa de Investigación sobre Bosques y Medio Ambiente del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).

Un reciente estudio de CIFOR que incluyó a 8.000 hogares de 24 países en vías de desarrollo, reveló que los ingresos provenientes de los bosques constituyen hasta el 28% de las entradas económicas totales de las familias; es decir,  casi tanto como los cultivos agrícolas.

 Los bosques no son sólo algo “que es bueno tener”, sino parte integral de lo que el desarrollo sostenible significa en los trópicos”.

“Hay personas que viven en los bosques, hay personas que dependen de estos bosques. Sus preocupaciones ser atendidas”, dice Verchot. “Necesitamos encontrar formas de utilizar los bosques de manera sostenible y para ello debemos poner en marcha modelos de desarrollo económico que nos permiten lograrlo”, agrega.

Y este año, en que dos importantes procesos globales van a recomendar acciones para el futuro del mundo, los bosques tienen que ser parte de los planes, de acuerdo con Verchot.

El próximo septiembre, en Nueva York, la ONU concluirá el conjunto de los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), diseñados para ofrecer una hoja de ruta  para que todos los países puedan alcanzar un futuro económico, social y ambientalmente sostenible. Luego en diciembre, en París, los gobiernos negociarán el acuerdo que va a reemplazar al Protocolo de Kioto.

Esto significa que los países firmantes necesitan considerar tanto la sostenibilidad como el cambio climático al momento de planificar el desarrollo futuro, y deberán contemplar planes de acción para alcanzar los objetivos establecidos en estos nuevos acuerdos.

FRENANDO EL CAMBIO CLIMÁTICO

Brasil ha demostrado lo que es posible alcanzar a través de la formulación de políticas inteligentes e integradoras, en lo que representa una de las pocas historias exitosas para la mitigación del cambio climático global.

Así, mientras las emisiones de carbono de la mayoría de los países siguen aumentando, Brasil ha conseguido reducir sus emisiones en un 40% en comparación a 1990. Esto fue posible gracias a un esfuerzo nacional y concertado para frenar la deforestación, que en la  década del 2000 había alcanzado un record histórico.

En el 2004, el gobierno de turno introdujo una serie de medidas políticas que involucraron a 13 ministerios de Estado para frenar la deforestación ilegal y crear áreas protegidas. Entre el 2004 y 2012, Brasil redujo la tasa de deforestación en la Amazonia en un 76%. Y, aunque informes recientes sugieren que nuevamente la deforestación de la Amazonia se está incrementando, y que las emisiones de Brasil están creciendo, ese esfuerzo aún coloca a  Brasil como el mayor contribuyente de la mitigación del cambio climático.

 CONSTRUYENDO DESARROLLO SOSTENIBLE

Sin embargo, la importancia de los bosques va mucho más allá de mantener el clima estable.

“Si su preocupación es el agua limpia, los bosques hacen mucho para mantener los sedimentos fuera de las aguas superficiales, y llenar los acuíferos que son esenciales para la agricultura”, dijo Verchot.

“Si usted quiere controlar las plagas de los cultivos, los mosaicos de paisajes son mejores garantizando su control natural, en lugar de los grandes paisajes de monocultivos, donde de otro modo se tendrían que usar muchos más pesticidas”.

Verchot sostiene también que en África, los bosques son fuentes de alimentos de emergencia en tiempos de hambruna, ya sean tubérculos comestibles durante las sequías en el Sahel o la carne de monte que aporta nutrición en la Cuenca del Congo.

Y para mejorar la salud humana,  se necesita también asegurar el suministro sostenible de leña y tecnologías menos contaminantes para cocinar en los países más pobres, que cuentan con electricidad o acceso al gas limitado. Así se evita que se recurra al uso de estiércol como combustible  y que se empleen fuegos abiertos, que dan paso a enfermedades y problemas de salud, agrega Verchot.

Parte de la solución es la despenalización y regulación de la producción de carbón vegetal, indica.

Sin embargo, estos vínculos existentes entre la energía, la salud y los medios de vida no son evidentes en el borrador de los ODS”.

“En muchos países de África, la producción de carbón es una actividad ilegal, aunque es posible que el ministro responsable, a menudo cocine su carne con carbón durante un fin de semana”, señala.

Reconociendo el uso generalizado de combustibles de madera, y su importante contribución al desarrollo, y garantizando el suministro para satisfacer las necesidades de las personas, es exactamente el tipo de política que los ODS deben fomentar, según Verchot.

“Se trata de pasar de la recolección silvestre a la planificación, para tener recursos madereros en lugares específicos dentro del paisaje, y asegurar que sean manejados de tal manera que la cosecha no exceda el crecimiento, garantizando un suministro continuado durante las próximas décadas. Así no será necesario recurrir a combustibles menos limpios”.

Sin embargo, estos vínculos existentes entre la energía, la salud y los medios de vida no son evidentes en el borrador de los ODS. De las 17 metas, una se refiere al hambre y la agricultura sostenible, mientras que otra insta a la acción frente al cambio climático, pero los bosques sólo se mencionan brevemente en relación con el agua, y en el Objetivo 15 que proclama “proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres.”

Para Cheryl Ramos, científica sénior y directora de investigación del Centro para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria de la Universidad de Columbia, eso representa una oportunidad perdida.

“El futuro de los bosques y los ecosistemas naturales también depende de lo que ocurre en la agricultura, ya que tratamos de alimentar a más y más personas con dietas cambiantes, que requieren más alimentos y más superficie de tierra. Por eso tiene que haber un diálogo”, enfatiza.

“Y si no hacemos eso como parte de los ODS, entonces yo no veo una plataforma universal para un debate global sobre el tema.”

Indicadores específicos para cada objetivo medirán el progreso de los países hacia los ODS, y es posible que los indicadores se describan de forma más explícita después que estos se finalicen en septiembre.

Los responsables políticos  aún necesitan considerar a los bosques en sus programa de desarrollo, dice Verchot: “solo porque los bosques son abordados en el objetivo número 15 no significa que no debamos tenerlos en cuenta nuevamente”.

“Los bosques son fundamentales para lograr varios de los objetivos de desarrollo sostenible: la reducción de la pobreza, el acceso al suministro de agua potable o el mantenimiento de la productividad agrícola. Así que en su planificación, los países no deben pensar en los bosques de forma aislada, tienen que pensar en cómo cumplir estos objetivos en paisajes multifuncionales”.

Eso no es fácil, dice, pero es posible, como lo demuestra el ejemplo de Brasil, y la ciencia está aquí para ayudar. “Los responsables políticos pueden considerar la evidencia disponible y tomar decisiones basadas en ella”, dijo.

“La ciencia puede ayudar a los países a tomar decisiones políticas mejor informadas sobre las ventajas y desventajas, y hay una comunidad científica internacional que está lista para apoyarlos con información y análisis, de modo que puedan tomar las mejores decisiones posibles”, indicó el científico.

La investigación de CIFOR sobre bosques, cambio climático y desarrollo sostenible, forma parte del Programa de Investigación de CGIAR sobre Bosques, Árboles y Agroforestería.

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