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Carne de monte gourmet y los retos para la sostenibilidad de la caza en Ecuador

La evolución de la carne de monte en Ecuador: de la caza en los bosques a los huertos y de alimento de la canasta básica a manjar de bodas.
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Potaje de la Amazonia ecuatoriana. Ministerio de Turismo Ecuador

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Casarse puede generar un poco de ansiedad. Uno puede preocuparse por si congenian diferentes grupos de amigos o familiares o por si el padrino bebe demasiado y da un discurso inadecuado. Se puede pasar por muchas situaciones embarazosas.

En las ciudades y pueblos amazónicos de Ecuador, existe otra preocupación: poder ofrecer suficientes platos elaborados con carne de monte durante la boda para satisfacer las expectativas de todos los invitados, en especial las de los parientes cercanos.

“Por este motivo, los planificadores de bodas deben conectarse con una sofisticada red de proveedores y saber cómo solicitar carne de monte utilizando teléfonos celulares e incluso aplicaciones para llegar a un producto ilegal de gran importancia cultural entre los amazónicos ecuatorianos”, señaló Miguel Pinedo-Vásquez, científico del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR).

Es fundamental la vinculación con los pequeños agricultores y los pueblos indígenas, a escala doméstica y a escala de paisaje"

Miguel Pinedo-Vásquez

 Movimiento moderno

La modernidad ha dado lugar a una menor dependencia de los bosques por parte de la población ecuatoriana urbana y rural en la Amazonía, como también ha venido acompañada de una gran migración a las ciudades en busca de empleo.

En lo que respecta a las proteínas, el ganado y las aves de corral se consumen ahora con más frecuencia, pero la carne de monte ha conservado su valor tradicional en los eventos sociales, en particular las bodas.

La caza excesiva de animales salvajes de gran tamaño y su carácter ilegal son incentivos para el manejo de especies silvestres (sobre todo pequeñas) en paisajes productivos en los que predominan las parcelas de pequeños agricultores, barbechos y mosaicos de bosque.

“Determinamos que el riesgo de que disminuyan las poblaciones de animales salvajes es resultado, más bien, de la pérdida de hábitat y del crecimiento de las redes viales y otros tipos de infraestructura que está acercando a los seres humanos y las poblaciones de estas especies, incluso dentro de las áreas protegidas”, afirma Pinedo-Vásquez.

La provincia de Napo sufre una rápida transición a un paisaje más de tipo mosaico. Hoy en día, es la provincia de la Amazonía ecuatoriana con mayor densidad de población urbana e infraestructura vial.

Estos cambios han tenido efectos significativos en las especies en zonas que ahora son más accesibles a los cazadores de los bosques, y las especies grandes se están extinguiendo de forma considerable. Pinedo-Vásquez y sus colegas concluyeron que la disminución de las poblaciones de animales silvestres en los bosques se ha vuelto un incentivo para el manejo de estas especies en los paisajes agrícolas y para la práctica de la caza en huertos.

Por otra parte, en la actualidad las mujeres también cazan, en particular especies pequeñas que cuentan con manejo o protección en barbechos, parcelas o los huertos de su casa.

Si bien no se sabe que se hayan extinguido especies en la Amazonía debido al comercio de carne de monte, existen preocupaciones respecto de que la caza insostenible podría provocar extinciones locales, en particular de especies de gran tamaño. Este riesgo parece reducirse con la integración del manejo en los paisajes productivos, como es el caso de la provincia de Napo.

Objetivos reales

Para promover las prácticas sostenibles y reducir el impacto de la caza, la investigación de Pinedo-Vasquez ofrece una serie de recomendaciones, entre ellas: una mayor coordinación entre las organizaciones conservacionistas y las comunidades rurales, la conservación de especies específicas y el control coordinado de las capturas entre las autoridades policiales y los cazadores.

“Es fundamental la vinculación con los pequeños agricultores y los pueblos indígenas, a escala doméstica y a escala de paisaje“, comentó Pinedo-Vásquez.

“En el nivel del paisaje, la gente tiene que reunirse y decidir qué cazar y cuándo hacerlo. La caza no es algo que se hace al azar; es un tema de gobernanza local”.

Por ejemplo, la población local está aplicando de manera activa normas que regulan la caza en huertos, al tiempo que son cada vez son menos los interesados en la aplicación de normas que rigen la caza en los bosques, sobre todo en las áreas protegidas o cerca de ellas.

Determinamos que el riesgo de que disminuyan las poblaciones de animales salvajes es resultado, más bien, de la pérdida de hábitat y del crecimiento de las redes viales y otros tipos de infraestructura"

Miguel Pinedo-Vásquez

Reconocer, regular y replicar

En comparación, el estudio de Pinedo-Vásquez sugiere que se requieren medidas menos estrictas en Ecuador y recomienda, de hecho, las tres “R” para la caza sostenible y la obtención de carne de monte en la Amazonía ecuatoriana.

En primer lugar, es necesario “reconocer” el proceso y los patrones de cambio en los paisajes de la fauna silvestre, como la disminución de la caza en los bosques y el aumento de la caza en los huertos. También es preciso reconocer el desplazamiento de la dependencia de las especies salvajes grandes a las pequeñas, así como el hecho de que hay más mujeres que hombres cazadores.

En segundo lugar, se debe “regular” y supervisar la venta de carne de monte por especie y origen.

Por último, hay que “replicar” las experiencias de manejo sostenible de la fauna silvestre y la aplicación de las normas de control de la caza, la venta y el consumo de carne de monte. La certificación puede ser un incentivo para replicar las buenas prácticas en la Amazonía ecuatoriana. La tradición urbana de incluir carne de monte en el menú de las bodas podría ser un incentivo para la sostenibilidad en la caza y la venta de carne de monte.

¿Carne de monte gourmet?

Con menos preocupaciones por la supervivencia de la fauna autóctona de Ecuador, Pinedo-Vásquez ha probado él mismo la cocina a base de carne de monte local.

“Si bien la tradición de comer carne de monte es local, vivimos en una sociedad globalizada. Las preparaciones que se le ocurren a la gente son muy variadas. “Uno podría comer pecarí con salsa japonesa”, sostuvo.

“Me sorprende mucho cómo la televisión ha influido en la preparación de carne de monte, pero no la ha eliminado de la tradición.

“En un reciente viaje de investigación, un tipo me dio un poco de carne seca con col y estaba deliciosa. Cuando le pregunté dónde consiguió la receta, me dijo que la había aprendido de un programa británico de cocina llamado ‘Two Fat Ladies’.

Para obtener más información sobre este estudio, por favor póngase en contacto con Miguel Pinedo-Vásquez en m.pinedo-vasquez@cgiar.org

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