Los manglares que están desapareciendo a una “velocidad alarmante” no han sido incluidos en la agenda del borrador cero de Río+20

BOGOR, Indonesia (20 de marzo de 2012) Los “océanos” serán uno de los temas principales en la reunión de Río+20 con el objetivo de garantizar el desarrollo sostenible de los océanos y la protección de los recursos marinos; sin embargo, los manglares –cuya capacidad de capturar carbono y su gran número de servicios ecosistémicos que brindan a los océanos se están perdiendo a “una tasa alarmante”– no se mencionan en la agenda del borrador cero.
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Mangrove shoots on the beach in Pejarakan Village, Indonesia. Photo by Aulia Erlangga for CIFOR

BOGOR, Indonesia (20 de marzo de 2012) Los “océanos” serán uno de los temas principales en la reunión de Río+20 con el objetivo de garantizar el desarrollo sostenible de los océanos y la protección de los recursos marinos; sin embargo, los manglares –cuya capacidad de capturar carbono y su gran número de servicios ecosistémicos que brindan a los océanos se están perdiendo a “una tasa alarmante”– no se mencionan en la agenda del borrador cero.

“Con la desaparición de los manglares podríamos perder importantes servicios al ecosistema. El impacto sobre las comunidades locales y los ecosistemas circundantes sería catastrófico”, dijo Boone Kauffman, investigador del Centro para la Investigación Forestal Internacional y autor principal de la reciente publicación de CIFOR: Protocols for the measurement, monitoring and reporting of structure, biomass and carbon stocks in mangrove forest  (Protocolos para la medida, monitoreo y reporte de estructura, biomasa y reservas de carbono en bosques de manglar).

“Debido a su valor único y a las serias amenazas a su continua existencia, tanto debido al cambio climático como a la degradación actual, existe la imperante necesidad de que durante la conferencia de Rio+20 los gobiernos reconozcan la importancia de los manglares y diseñen mejores políticas que garanticen su protección”.

Mientras tanto, en el laboratorio, los investigadores de CIFOR analizan el carbono en miles de muestras de suelo de manglares del Sudeste Asiático y América Latina. La metodología que están desarrollando para medir el carbono será muy valiosa durante la revisión de las directrices para los inventarios de gases de efecto invernadero en humedales que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) está llevando a cabo –un desarrollo crucial para incluir de manera más adecuada a los manglares y otros valiosos humedales dentro de programas de financiamiento como la Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD+).

“Los manglares almacenan hasta tres o cuatro veces más carbono que la mayoría de los bosques tropicales”, dijo Kauffman.

“Hemos diseñado metodologías exactas y eficientes para cuantificar las reservas de carbono debido a la importancia potencial de los manglares no sólo en los acuerdos internacionales de cambio climático como REDD+, sino también para el desarrollo sostenible como se discutirá en la cumbre Rio+20”.

El área más extensa de manglares del mundo se ubica en Asia, la que abarca más de 6.8 millones de hectáreas y representa entre el 34 y 42 por ciento del total mundial. Indonesia alberga más del 23 por ciento de los manglares del mundo, seguida de África (20 por ciento), América del Norte y Central (15 por ciento), Oceanía (12 por ciento) y América del Sur (11 por ciento).

Los manglares, así como los marismas de marea y las praderas marinas, retiran el carbono de la atmósfera y lo fijan en la tierra, donde puede permanecer por milenios. A diferencia de los bosques terrestres, estos ecosistemas marinos están constantemente construyendo reservorios de carbono, almacenando grandes cantidades de “carbono azul” en sus sedimentos altamente orgánicos.

Cuando los manglares se degradan, debido al drenaje o la conversión para la agricultura o acuacultura, emiten continuamente grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Las tasas de deforestación de los manglares y la conversión a otros tipos de uso de tierra se encuentran entre las más altas de todos los bosques tropicales. La conversión de tierras contribuyó a la pérdida de 35 por ciento de los manglares a nivel mundial entre 1980 y 2000.

“Los manglares están siendo destruidos a tasas alarmantes y esto debe de parar”, sostuvo Daniel Murdiyarso, Investigador Senior de CIFOR. “No hay conciencia sobre todas las repercusiones que la pérdida de manglares puede tener para la humanidad”.

Kaufmann considera que los estudios que cuantifican la composición del bosque, los reservorios de carbono y las altas emisiones que resultan de la conversión de manglares podrán aportar valiosa información a los esfuerzos que se vienen realizando para proteger a los manglares.

“Esta información podría ser utilizada para preservar los servicios ecosistémicos que proporcionan los manglares, como proveer a las comunidades locales de medios de vida vinculados a los recursos pesqueros  y camaroneros, productos maderables y no maderables, ecoturismo, fuentes de biodiversidad, e importantes fuentes de nutrientes y energía para los arrecifes de coral circundantes así como proteger las zonas costeras frente a desastres naturales, al tiempo de funcionar como enormes sumideros de carbono”.

Sin duda será necesario contar con dichos estudios para poder monitorear las reservas de carbono de los manglares a fin de permitir una participación en actividades reguladas de mitigación del cambio climático y de mercado de carbono como REDD+. La publicación aborda las necesidades específicas de los ecosistemas de manglar.

“Dada las diferencias en la composición, ecología y estructura de los manglares comparados con los bosques de montaña, era muy importante elaborar este manual”, explicó Kaufmann.

REDD+ permite reducir los gases de efecto invernadero a nivel mundial al compensar a los países por evitar la deforestación o la degradación de los bosques. Sin embargo, en un marco más amplio, podría compensar actividades como el mejoramiento de los bosques y el aumento de las reservas de carbono.

El manejo de ecosistemas costeros para el rango de servicios que ellos proveen puede complementar los enfoques existentes a las soluciones basadas en la naturaleza para reducir los efectos del cambio climático. Dichas inversiones tienen el potencial de vincular a REDD+ con otros mecanismos de financiamiento de carbono, siempre y cuando se pueda llegar a un acuerdo respecto a los protocolos de contabilidad, verificación y reporte de captura neta de carbono.

Los métodos de medición de carbono utilizados por los cientificos corresponden al nivel 3, el más alto del sistema de niveles del IPCC, que muestra el grado de exactitud en la evaluación de las reservas de carbono para poder participar en el programa REDD+.

El nivel 1 utiliza suposiciones simplificadas y puede tener un margen de error de aproximadamente 50 por ciento para los reservorios sobre el suelo y alrededor del 90 por ciento para los reservorios de carbono de suelo variable. El nivel 2 utiliza datos definidos por el país para factores clave. El nivel 3 se caracteriza por realizar inventarios muy precisos de las reservas de carbono en reservorios variados de carbono y por repetir la medición de las principales reservas de carbono a lo largo del tiempo.

Kauffman y su coautor, Daniel Donato, diseñaron un plan de medición compuesto de cinco pasos para obtener resultados exactos. Primero se deben definir los límites del proyecto. En segundo lugar, se deben clasificar los manglares en función de su tipo: costeros, estuarinos o enanos. Asimismo, cuando se miden las reservas de carbono, es necesario diferenciar los manglares que se ubican sobre o debajo del suelo, lo que aporta información adicional sobre los niveles de carbono y permite una mejor cuantificación de las emisiones o la captura de carbono.

Finalmente es importante la frecuencia con que se lleva a cabo el muestreo. Es probable que sea necesario realizar las mediciones en intervalos de cinco años para solicitar créditos en el mercado de carbono.

El rápido aumento en el siglo 21 del nivel de las aguas y de las tormentas han sido identificados como principales amenazas para los manglares, que han logrado sobrevivir en climas con cambios más graduales en los niveles de agua, migrando ya sea hacia arriba o hacia el interior. Bajo las tendencias climáticas actuales, el nivel de las aguas está proyectado a aumentar de 1 a 1.5 metros para final de este siglo, y mucho más si el descongelamiento de la capa de hielo continúa en forma acelerada.

Para asegurarnos de que Rio+20 envíe un mensaje al mundo sobre la importancia de los bosques para el desarrollo sustentable, CIFOR coordinará una de las conferencias más importantes sobre bosques el 19 de Junio de 2012. La Octava Mesa Redonda en Río+20 debatirá nuevos resultados de investigaciones, las lagunas en el conocimiento, y las consecuencias en las políticas públicas de la integración de los bosques en la solución de los cuatro retos clave para avanzar hacia una economía verde: Energía, alimentos e ingresos, agua, y clima. El cupo es limitado, regístrate aquí para que no te quedes sin participar.

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