Opinan los expertos

La salud de los habitantes del bosque necesita mayor atención, para su propio bienestar y el del medio ambiente

ETNA, Estados Unidos (10 de abril de 2012)_Es necesario entender mejor la salud de los habitantes de los bosques para proteger sus derechos humanos y asegurar el uso sostenible de los bosques.
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Foto cortesía de Murdani Usman para CIFOR/flickr

ETNA, Estados Unidos (19 de abril de 2012)_Es necesario entender mejor la salud de los habitantes de los bosques para proteger sus derechos humanos y asegurar el uso sostenible de los bosques.

La relación entre la salud de las personas y los bosques donde viven se ha tornado mucho más clara en años recientes. Ha habido una tendencia creciente de ver a los bosques de una manera holística, reconociendo su valor más allá de la madera. Esto ha conducido a un mejor entendimiento, si bien todavía no total, acerca de los muchos servicios que nos ofrecen los bosques, desde alimentos y medicinas hasta fibras, sin dejar de mencionar los variados significados culturales y simbólicos que las personas les atribuyen.

Tal reconocimiento llevó a los científicos de CIFOR a mediados de la primera década de este siglo a iniciar investigaciones sobre la importancia de los bosques con respecto a la salud, un cambio en línea con el tema del Día de la Salud Mundial de las Naciones Unidas de este año. El día de la salud del 2012 se desarrolló bajo el lema “La Buena salud agrega vida a los años” y se enfocó en cómo una continua buena salud es un recurso importante para las familias y las comunidades.

En 2006, mis colegas y yo revisamos la literatura mundial en cuatro temas: 1) alimentos del bosque, 2) enfermedades del bosque, 3) prácticas médicas de los habitantes del bosque, y 4) cultura y bosques. Llegamos a la conclusión de que existe mucha literatura de importancia, dispersa en distintas disciplinas y por ende, de difícil acceso; y que el tema era una preocupación central en nuestra búsqueda del bienestar basado en el bosque.

En 2008, elaboramos otro libro que se enfocó en problemas temáticos y regionales de salud, tratando por ejemplo los vínculos entre HIV/SIDA y los bosques en el sur de África, perturbación del bosque y la población Yanomami de Brasil, la salud variable de los habitantes de los bosques tropicales de África Central, y los elementos culturales y de régimen alimenticio entre los habitantes del bosque en Camerún e Indonesia. Diecisiete análisis proporcionaron evidencia adicional y más profunda de los vínculos clave, algunos buenos, otros malos, entre los bosques y la salud de las personas para fortalecer nuestra convicción de que la salud de las personas era un factor clave que había que incluir en los intentos para lograr una mejor gestión de los bosques.

Más recientemente, Powell y Sunderland coordinaron una publicación especial del International Forestry Review, que vinculó los bosques, la biodiversidad y la seguridad alimentaria a través de artículos sobre las consecuencias en el régimen alimenticio del cambio de actividades de recolección a actividades agrícolas entre los cazadores-recolectores del bosque; los impactos de los cambios en la cubierta forestal sobre los regímenes alimenticios en Tanzania, efectos nutricionales de la agro-silvicultura en África Subsahariana, la importancia de la carne silvestre en la alimentación en las Cuencas del Congo y el Amazonas, y los problemas de salud de las mujeres que viven en los bosques.

Al igual que el libro de 2008, esta publicación proporcionó información específica adicional, un esbozo geográfico e información actualizada sobre temas clave. El actual interés en REDD+ y el enfoque asociado a las actividades de las poblaciones del bosque ha acrecentado la urgencia de la investigación de CIFOR sobre la salud de las personas en los bosques. Algunos programas de REDD+ tienen el potencial de producir efectos adversos en las comunidades forestales, destacando que existe muy poca o ninguna evidencia de que el estado bastante alarmante de la salud de la población que vive en los bosques haya mejorado. Esto es particularmente cierto para los que viven en bosques degradados, los mismos que se prevé aumentarán a medida que cambia el clima.

Sin embargo, existe amplia evidencia de que las culturas que viven en los bosques generalmente incluyen sistemas para el cuidado de la salud y elementos de conocimiento tradicional en los que se podrían basar los investigadores. Las personas que viven en los bosques son actores importantes que pueden brindar excelentes contribuciones en la mejora de su propia salud con facilitación y asistencia externa. También pueden contribuir en la búsqueda de la comunidad de investigadores para lograr un total entendimiento de los procesos de cambio en marcha.

Igualmente, existen razones más amplias a nivel mundial para abordar la salud humana en los bosques: el aumento de la población en los bosques puede ser y es frecuentemente dañino para el medio ambiente. Si bien muchos administradores de recursos naturales han dado por sentado este aumento, los profesionales de salud pública indican que este no es necesariamente el caso en el largo plazo.

Pero establecer beneficios para las poblaciones y lograr las mejoras en la salud humana y los derechos que esto implica, requiere de la participación directa de las personas cuyas vidas se verán afectadas. Y si bien dicha participación es importante al tratar con todas las personas, es doblemente importante elaborar soluciones que involucran las creencias, acciones y metas de las mujeres. Actualmente poco se sabe acerca de las vidas de las mujeres dentro de un entorno forestal, tema crucial cuando se habla con la población.

Existe una necesidad apremiante de continuar trabajando sobre el vínculo entre la salud de las personas y los bosques; sin embargo ninguna de las partes ha aceptado su responsabilidad. Las instituciones médicas asignan fondos en base a la población, pero los bosques casi por definición tienen baja densidad de población. Esto hace poco probable que se cuente con cantidades importantes de asistencia por parte de los servicios formales de salud. El sector forestal generalmente ha considerado a la salud como algo fuera de su esfera de acción.

La atención a la salud de los habitantes del bosque, además de traer beneficios humanos directos para los pobladores, es también una oportunidad para la comunidad forestal. Dicha atención aborda una necesidad sentida casi en todas partes y es probable que, si se aborda apropiadamente, motive la participación voluntaria de las comunidades locales. También puede servir como incentivo para mejorar la gestión del bosque y desarrollar estrategias viables para la adaptación al cambio climático.

 

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