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La deforestación es una de nuestras principales preocupaciones en el ámbito del uso del suelo y la forestería. Enormes recursos políticos y económicos se destinan a reducir la pérdida de bosques y a equilibrar los múltiples beneficios derivados de los paisajes mundiales. Dada la gran atención que atrae la deforestación, es sorprendente cuán difícil puede ser responder esta pregunta aparentemente simple: ¿cuántos millones de hectáreas se deforestan cada año?

Hace poco fui invitado a participar, junto a un grupo de expertos,  de un evento en línea organizado por The Guardian, titulado  Forests soak up greenhouse gases, so how do we ensure their protection?  (Los bosques absorben los gases de efecto invernadero, entonces, ¿cómo aseguramos su protección?). El objetivo de la reunión fue “debatir acerca de los recursos necesarios para combatir la deforestación”. Considero que es excelente conectar y contribuir mediante el uso de las tecnologías modernas de comunicación en lugar de viajar a las conferencias, por lo que acepté feliz.

En la lectura de contexto  del evento, The Guardian afirma que “cada año, se desmontan 18 millones de hectáreas de bosque tropical, una superficie del tamaño de Inglaterra y Gales. Si bien “talar” (“cut down” en el texto original en inglés) es una descripción ambigua, el texto que sigue deja en claro que, en realidad, es la deforestación de lo que tratará el evento.

“Interesante nueva cifra”, pensé. “Vamos a ver cuál es la fuente”.

Esa declaración contiene un enlace a otro artículo de The Guardian de enero de 2017, escrito por John Vidal: “Estamos destruyendo las selvas tan rápido que podrían desaparecer en cien años“, advierte el título. Eso se puede debatir, pero mi objetivo es encontrar la cifra. Y allí está: “Cada año, se talan cerca de 18 millones de hectáreas de bosque, una superficie del tamaño de Inglaterra y Gales.

Curiosamente, esto se refiere a todos los bosques, no solo los bosques tropicales a los que se refiere el evento de hoy. Esto es significativo, como veremos a continuación. También tengamos en cuenta el uso de la palabra “talado” (“felled” en inglés), que, de nuevo, se relaciona de modo ambiguo con la deforestación. Mientras tanto, la palabra “deforestación” se utiliza once veces en el texto, por lo que no cabe duda de que este es el tema central.

A su vez, el artículo de Vidal contiene un enlace a una declaración del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por su sigla en inglés) de septiembre de 2015, relativo a una actualización anual de las estadísticas del Global Forest Watch (GFW). La declaración comienza así: “El mundo ha perdido más de 18 millones de hectáreas (45 millones de acres) de la cubierta de árboles en 2014, una superficie equivalente al doble del tamaño de Portugal, según nuevos datos de la Universidad de Maryland (UMD) y Google publicados por Global Forest Watch. Los datos indican que los bosques tropicales son los que enfrentan mayores problemas, con una pérdida de 9,9 millones de hectáreas (24,5 millones de acres) de cubierta de árboles en 2014, más de la mitad del total mundial“.

Por lo tanto, los “bosques” que se mencionan en el artículo de John Vidal eran originalmente la “cubierta de árboles” a la que se refería el estudio. A partir de los datos de UMD, GFW informa, en efecto, pérdidas de cubierta de árboles. Como es bien sabido entre los científicos, puede haber discrepancias entre los datos de la cubierta de árboles obtenidos mediante la teledetección y los datos de superficie boscosa determinados mediante evaluaciones del uso o la cubierta de la tierra, conforme lo describe el WRI aquí. Debemos tener cuidado al comparar conjuntos de datos con diferentes definiciones y conceptos (véase, por ejemplo, uno de mis artículos anteriores aquí). Los datos de GFW sobre la pérdida de cubierta forestal no deben usarse de forma irreflexiva como un equivalente de la deforestación.

La declaración del WRI también comenta que alrededor de la mitad de estas pérdidas de cubierta de árboles (9,9 millones de hectáreas en el año 2014) se produjeron en los trópicos; el resto, en regiones templadas y boreales.

Resulta que la declaración de The Guardian sobre la deforestación es una cifra que equivale al doble de la fuente que se cita a dos clics de distancia, y que la cifra no es un número de deforestación, en primer lugar.

The Guardian no es el único. Examiné los 15 artículos más recientes del Foro Económico Mundial sobre silvicultura y encontré tres cifras diferentes referidas a la deforestación mundial anual: 18, 15 y 5,2 millones de hectáreas, ninguna de las cuales  correspondía a los 7,6 millones que mencionan en el actual informe de las Evaluaciones de los Recursos Forestales Mundiales de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Debemos tener cuidado al comparar conjuntos de datos con diferentes definiciones y conceptos"

Peter Holmgren

Ahora bien, ¿por qué es tan difícil informar de manera fiable y uniforme respecto a la  deforestación mundial? Hay, por lo menos, cinco razones posibles, y a veces se refuerzan entre sí:

  1. Desacuerdo y diversos usos de las definiciones

Durante décadas muchos defensores de la sociedad civil consideraron que merecía la pena afirmar que no todos los bosques son bosques. Los bosques plantados, en particular, quedan descalificados desde su punto de vista.

Esta falta de voluntad para aceptar los bosques plantados ha dificultado el logro de una visión común de las cuestiones y ha llevado a negociaciones más complicadas, por ejemplo sobre REDD+.

Además, los países a menudo tienen sus propios conjuntos de definiciones que es necesario adaptar conforme a los informes internacionales. Por último, lo que es tal vez más frustrante, los convenios y procesos internacionales han adoptado diferentes definiciones, cada una defendida con uñas y dientes por las respectivas burocracias. Este último asunto se ha abordado en una iniciativa de la Asociación de Colaboración en materia de Bosques, pero el avance es lento.

  1. Limitaciones en los datos y las mediciones

Las incertidumbres y las discrepancias también derivan de la insuficiencia de datos de medición. A menudo se supone que la teledetección en sí misma es una solución universal a la escasez de datos, pero el contenido de la información es superficial, ambiguo y, por lo general, incomparable entre las diversas plataformas. El muestreo en el terreno proporciona datos de mejor calidad, pero las inversiones en inventarios nacionales son costosas y se encuentran rezagadas, y la precisión sufre limitaciones cuando las observaciones son pocas.

  1. Fines políticos para el exagerar el problema (o en ocasiones restarle importancia)

La deforestación tiene un enfoque hacia el  problema. La tendencia a exagerar, ya sea en los relatos o en las citas de los hechos, es moneda corriente y, en última instancia, es algo poco beneficioso. Asimismo, es posible que los gobiernos informen niveles menores de deforestación por motivos políticos. En la evaluación FRA 2000, se determinó que la deforestación en África se sobrestimaba al doble. El desarrollo de niveles nacionales de referencia forestal para REDD+ es otro proceso interesante en este contexto.

  1. Variaciones en las metodologías junto con la propiedad académica y política de diferentes modelos

Pese a que los datos de la UMD proporcionan un estándar de los datos de teledetección, algo ausente durante años, no constituyen una herramienta universal y aún están evolucionando. Como varios grupos académicos han desarrollado modelos propios con datos diferentes, es muy probable que haya discrepancias significativas. En 2012, Winrock International y el Centro de Investigaciones Woods Hole informaron números muy dispares sobre las emisiones derivadas de la deforestación tropical. En aras de la estabilidad en las negociaciones de REDD+, los resultados se ajustaron más adelante: una negociación en sí misma.

La deforestación tiene un enfoque hacia el problema. La tendencia a exagerar, ya sea en los relatos o en las citas de los hechos, es moneda corriente y, en última instancia, es algo poco beneficioso"

Peter Holmgren
  1. Baja calidad en el control de las fuentes de datos en los medios de comunicación

Hay potencial para mejorar la calidad de la presentación de  noticias y de la publicación de  trabajos de investigación. Con una mejora en la calidad de los estudios y los informes, se podría ayudar a evitar los tipos de errores antes mencionados.

Todos queremos, y debemos, frenar la deforestación. Dada la actual incertidumbre a nivel mundial, será difícil saber cuánto estamos progresando o  y dónde está el éxito. Sería útil que las instituciones oficiales, en particular la FAO con su mandato en esta esfera, dieran un paso al frente en el trabajo sobre las evaluaciones forestales con todos los actores interesados a fin de alcanzar un consenso más firme.

Al fin y al cabo, compartimos el objetivo y la misión de revertir la deforestación y contribuir a que los paisajes forestales sean sostenibles, provechosos y equitativos. Al hacerlo, debemos hacer un esfuerzo extra para evitar comunicar “evidencia alternativa”.

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